Menores transexuales en el centro de una controversia adulta
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La edad de aparición de conductas transgénero en menores suele darse entre los tres y cuatro años, según afirma el agente de salud de Servei Trànsit del CAP Numància (Barcelona), Eiden Marín. Según la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), ha habido un aumento de las consultas de pacientes transexuales menores de edad.
Uno de ellos, Alejandro A.T., un hombre trans de 23 años que empezó a mostrar señales a los cinco años, cuando estaba cursando P5 de infantil. La madre de Alejandro le contó que desde muy pequeño ya se identificaba como un niño. Le gustaba jugar al fútbol, se ponía en la fila de los niños en el colegio y le gustaban niñas de su clase.
El concepto de la transexualidad no es contemporáneo. Existen documentos y mitos históricos que sugieren la existencia y el reconocimiento de personas transexuales a lo largo de la historia. La cultura clásica está plagada de posibles combinaciones de identidades de género. Por ejemplo, el mito de la diosa Castalia hace referencia a una deidad que “accedía a los deseos de las almas femeninas encerradas en cuerpos masculinos”. Además, el médico griego Hipócrates hacía mención en sus escritos a una enfermedad bautizada “enfermedad de los escitas” que actualmente se corresponde con el fetichismo transvestista, categorizado como, no como una enfermedad, sino como una parafilia. Las personas que se sentían a disgusto con su género han sido o rechazadas por la sociedad o idolatradas. Es el caso de las sacerdotisas Gallae, hombres que se autocastraban para decidir su propio género.
Durante la segunda mitad del siglo XIX los médicos comenzaron a interesarse por los llamados “trastornos de la identidad” y a principios del XX se determinó un cuadro clínico que diagnosticaba el travestismo. En 1953, un endocrinólogo alemán, Harry Benjamin, acuñó el término “transexualidad” y propuso un tratamiento con hormonas para aliviar el malestar de sus pacientes. El cuadro clínico diagnosticado en estos casos era “disforia de género”.
En España, durante el franquismo, la transexualidad fue tratada como una desviación. La Ley de Peligrosidad Social llevó a la cárcel a transexuales, travestis, homosexuales y, en definitiva, a todo aquel con alguna característica diferente a lo que establecía el régimen. Es por ejemplo el caso de Silvia Reyes, una mujer trans que fue condenada en 1974 a cinco meses y medio de cárcel por su condición de “invertido”.
“Intentaba vivir como hombre y al mismo tiempo me odiaba a mí misma”
La victoria de Dana International en el festival de Eurovisión de 1998 impactó mucho a Joana López. Joana es una mujer trans nacida en 1968 que tuvo una auténtica revelación en el momento en que la cantante transexual israelí se hacía con la mayoría de los votos en el festival. “Al principio estaba muy en contra porque no quería empezar el proceso. Intentaba vivir como hombre y al mismo tiempo me odiaba a mí misma”, afirma Joana. La falta de información y la vergüenza hicieron que Joana esperase a sus treinta años para dar el gran paso. “El 18 de junio de 1998 tomo mi decisión de empezar el proceso para ser una mujer y el 26 del mismo mes se lo digo a mi madre. Se llevó un disgusto muy grande al igual que mi hermana Conchi que, cuando mi madre le dijo: tu hermano quiere ser mujer se desmayó”. Pese a que Joana decidió empezar el proceso a sus 30 primaveras ella lo sabía, según afirma, “desde que tuve uso de razón”.
El debate médico implica mucho más que ciencia
La identidad de género se inicia en edades muy tempranas y culmina en la adolescencia, por este motivo, el diagnóstico de la disforia de género o transexualidad en menores es un tema tan controvertido. Según la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), ha habido un aumento de las consultas de pacientes transexuales y esto ha conllevado a la creación de protocolos y prácticas clínicas. En términos generales, podríamos decir que existen dos posicionamientos claros sobre los tratamientos médicos para la reasignación de sexo en menores: a favor y en contra.
El doctor Felipe Hurtado, médico especializado en sexología y transgenerismo, representa la postura a favor del tratamiento de los menores transexuales. Hurtado considera que “si la identidad de género está perfectamente consolidada no hay motivos para esperar hasta la mayoría de edad para iniciar el tratamiento”. De hecho, son muchos los médicos que coinciden en que los resultados tanto endocrinológicos, médicos o psicológicos serían mucho mejores si hubiera un tratamiento desde más temprana edad.
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Pastillas de estradiol y estrógeno que se toma Julia, miembro de EnFemme Barcelona / Paula López
Sin embargo, existen especialistas del ámbito médico que se muestran reticentes en el aspecto quirúrgico. Concretamente, el principal motivo de rechazo hacia el tratamiento quirúrgico de la confirmación de género es debido a la irreversibilidad de las operaciones. “El efecto de las hormonas se puede revertir, pero una vaginoplastia o faloplastia no”, comenta el doctor Mauricio Raigosa, cirujano de la Unidad de Género del Hospital Clínic de Barcelona. En este sentido, aquellos diagnósticos del menor cuando todavía no ha llegado todavía a la adolescencia y su identidad de género no están completamente formada, podría ser erróneo y resultar en arrepentimiento cuando obtuviera la adolescencia madura, indican varias investigaciones.
Desde este punto de vista, el doctor Kenneth Zucker, uno de los médicos más reconocidos a nivel mundial sobre los problemas de identidad de género en menores de edad, considera que el mejor tratamiento para aquellos menores que sufren disforia de género y que todavía no han llegado a la pubertad es enseñarles a crear su identidad alrededor del sexo biológico con el que han nacido.
Toda esta controversia alrededor de si es beneficioso para el paciente someterse a tratamientos siendo menor o no, refleja que no sólo es un debate médico sino que también implica juicios de valor. Desde la Asociación Americana de Pediatría califican la discusión del tratamiento de los menores con disforia de género como un debate ético. En este sentido, se aplica al diagnóstico pediátrico unos valores morales implícitos de la sociedad en la que se encuentra el menor. Es decir, se ha utilizado el marco de la legalidad para normativizar las prácticas médicas en el tratamiento de menores transexuales.
A pesar de estas diferencias, todas las investigaciones científicas coinciden en que la discordancia entre género y sexo forma un gran malestar psicológico en el paciente que hace que desarrollen problemas psicosociales u otras patologías psiquiátricas, fruto, en la mayoría de los casos, de la presión social y de la confusión de la identidad del menor. En este sentido, solucionar la correlación entre sexo y género cuánto antes ayudará a mitigar las consecuencias del sufrimiento psicológico y mejorará la integración en la sociedad de los pacientes transgénero. Otro punto común de todos los médicos especialistas es el papel clave de las familias a lo largo del tratamiento de todos los pacientes transexuales y, en especialmente en el caso de los menores de edad. La familia también deberá someterse a cierto tratamiento psicológico para reajustar la percepción que tienen sobre el menor afectado y contribuir a que el menor transexual se sienta apoyado y respaldado para afrontar las dificultades sociales que se encontrará.
El soporte de Chrysallis en el caso de Ekai
El 15 de febrero se da a conocer un caso más de un menor transexual que se da por vencido. Ekai Lesundi, un adolescente transexual de 16 años que se quitó la vida.
Nos lo cuenta Laura Carvajal, voluntaria de la asociación de menores transexuales llamada Chrysallis. Esta ONG es de familias de menores transexuales. Los padres de Ekai Lesundi, son también voluntarios de esta asociación y entre todos habían ayudado a Ekai a afianzar su transición de mujer a hombre.
Laura Carvajal, comenta las dificultades que tuvieron con Ekai en hacer los cambios del DNI, los impedimentos que pusieron los médicos por ser menor, el tratamiento hormonal que nunca llegaba, las explicaciones que se deben dar a todo el mundo para que te entiendan, etc. La acumulación de estos impedimentos, le produjeron frustración a Ekai y fue por lo que decidió acabar con su vida.
En España, una de cada mil personas es transexual, según datos de la asociación Chrysallis.
“El número de suicidios entre las personas transexuales durante su adolescencia es alrededor de un 30% más alto con respecto a otros jóvenes de su edad”
En la época de la adolescencia, los jóvenes atraviesan numerosos cambios físicos, mentales y emocionales, además sufren el rechazo social por no poder expresar plenamente su identidad.
Tras la muerte de Ekai, Chrysallis quiso hacer dar un mensaje en diferentes ciudades del país, una de ellas fue en Terrassa. El mensaje de la asociación Chrysallis decía lo siguiente: “Tras la muerte de Ekai, nos queda la sensación de fracaso, de no haber estado a la altura, de no haber sabido adelantarnos a los acontecimientos. Nos queda la rabia y una tremenda impotencia, pero también la necesidad de seguir luchando. Detrás queda la colección de preguntas incómodas y los ítems que no se cumplen. Detrás queda una familia destrozada. Detrás quedan los anhelos de un gran artista y una vida frustrada. No podemos evitar que vengan a la mente esas insistentes propuestas paternalistas, en las que se cuestionan las realidades trans*, la necesidades, las edades y las vidas de personas que son ajenas y no precisan de autorización para vivirlas. Esas personas que desde su pedestal se atreven a restringir las libertades, a retrasar el reconocimiento legal, un tratamiento hormonal o que la documentación refleje las verdaderas identidades. Deseamos que descansen sobre sus espaldas nuestros sufrimientos y ausencias y que algún día, no muy lejano, respondan por su irresponsabilidad.”
Chrysallis. Una asociación para los menores transexuales
Laura Carvajal, nos comenta que en la asociación ayudan a casos de todo tipo. Familiares y niños que necesitan ayuda para la aceptación y el entendimiento de lo que les está ocurriendo. “En la Asociación Chrysallis se ofrece nuestra ayuda para cualquier duda o preocupación que les puedan surgir”, comenta Laura Carvajal.
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Laura Carvajal, voluntaria de la Asociación Chrysallis / Èric Moliner
La asociación Chrysallis ofrece ayudas a través de charlas, puntos de encuentro, actividades, recursos educativos, expertos y testimonios. Les ayudan a emprender el camino de transición para el menor transexual.
“Nuestro mayor objetivo es ayudar a todas las familias y a los niños a entender lo que les sucede y sobretodo les ofrecemos nuestro apoyo”, comenta Laura Carvajal.
Los menores transexuales en la escuela
En los menores los dos núcleos desde los que aprenden conductas es a través de la familia, con la ayuda de asociaciones como Chrysallis, y a través de la escuela, con la creación de protocolos y prácticas de los centros educativos. Después de que se aprobara en el Parlamento la ley 11/2014 contra la LGTBIfobia, las distintas comunidades autónomas comenzaron a redactar protocolos propios para la actuación en los centros, con el objetivo de mantener los valores de la educación pública tales como el respeto y la diversidad.
En Catalunya este protocolo no existía como tal hasta que llegó a los medios la historia de Alan. El adolescente vivía en Rubí y sufría acoso escolar. En diciembre de 2015 acabó con su vida y su pueblo se sumió en el dolor, organizando marchas en su honor y dedicándole un minuto de silencio. La alcaldesa de Rubí, Ana María Martínez, expresó su voluntad de no dejar que este terrible suceso se repitiera y desde el Ayuntamiento de Ripollet, especialmente comprometido con la causa LGTBI, se denunció una situación de “emergencia social”. El Departament d’Ensenyament de la Generalitat recibió el asesoramiento de padres y madres de menores trans y de Chrisallys para crear un protocolo aplicable a todos los centros de enseñanza pública de Cataluña; se aplican desde junio de 2016.
“Los mayores problemas están relacionados con la creación de espacios neutros. Lugares en los que no se diferencie a los niños por su sexo”
Por ello, las primeras consideraciones son dirigirse al niño con el nombre y el género con el que se identifica. Los menores de 16 aún no pueden cambiar el sexo que figura en su DNI, pero sí tienen acceso a una tarjeta sanitaria en la que figura su sexo deseado. El protocolo establece también respetar la decisión del alumno respecto al vestuario, el aseo que desea usar y, en definitiva, a su libertad de expresión.
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Niños de 7 años dibujando cómo es su familia / Paula López
En el protocolo de la Generalidad Valenciana se establecen acciones y responsabilidades determinadas para todos los colectivos que forman parte de la comunidad educativa, entre las que destaca la observación y detección de los casos de transsexualidad en los alumnos y responder adecuadamente ante ellos y condenar radicalmente el acoso. El llamado bullying es el principal peligro para los menores trans, que pasan por una etapa complicada de su vida y pueden llegar a tomar decisiones extremas como la de Alan empujados por sus acosadores. Por ello, en la Comunidad Valenciana el protocolo incluye una cláusula en la que responsabiliza a toda la comunidad educativa (profesores, alumnos, padres y madres) a facilitar el proceso de abrir un expediente disciplinario o acudir a los tribunales en caso de delito de transfobia. Además, los valencianos apuestan por el lenguaje inclusivo, así como una educación sexual que contemple todas las posibilidades reales; hay niñas con pene y niños con vulva.
Las diferentes comunidades autónomas funcionan por separado a la hora de aplicar sus propuestas, pero tienen la misma finalidad: desintegrar la visión de las personas trans desde una perspectiva patológica y limitada que está silenciada por el grueso de la sociedad ya que la enseñanza pública debe ser un motor de cambio para formar a los jóvenes que tomarán las decisiones en el futuro, de acuerdo con los valores de la diversidad y la libertad de expresión. Destaca por su rapidez el protocolo de Navarra, pero en general, los profesores de los centros públicos no tienen constancia de los nuevos protocolos y no conocen su contenido.
Isabel Miralles es la directora de la Escuela del Bosque, en Alicante. Como escuela de iniciativa privada o concertada, puede elegir adherirse o no a estos protocolos. Explica que en la infancia no hay unos roles tan marcados, los “niños son más asexuales”. No tienen tantos estereotipos, son más naturales. Isabel opina que cuando los niños alcanzan los siete años queda más claro sus preferencias y sus referentes, que pueden ser mamá o papá, y aquí se puede generar un conflicto. En la Escuela del Bosque no hay baños separados para niñas y niños, por lo que desaparece el problema de elegir un aseo que concuerde con tu sexo o género. Además, la ropa también suele ser más neutra ya que al hacer actividades al aire libre, en la naturaleza, los alumnos llevan ropa de deporte. Las chaquetas y las botas de montaña no se distinguen demasiado. Según la maestra, cada día los niños y las niñas adoptan roles más “masculinos” o “femeninos” dependiendo de la actividad que realicen. El secreto para apoyar a los menores transexuales es trabajar en conjunción con la familia y apoyar y respetar sus decisiones.
Más información:
“La atención a los menores transexuales”, Endocrionol Pediatría, 2015.
ARELAS. Asociación de menores transexuales.
“Proceso médico para reconvertir a los menores transexuales”, Guillermo de Rivera, 2017. Infobae.
Ley 3/2007. Reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, BOE núm. 65.
El Congreso admite una propuesta para que menores trans puedan registrar su nombre sentido.
Vídeo sobre la falta de reconocimiento social de los menores trans.