La cirugía de confirmación de género es el último paso hacia la identidad deseada
Mauricio Raigosa García es médico y cirujano de la Unidad de Trastornos de Identidad de Género de Barnaclínic+, el sector privado del Hospital Clínic de Barcelona. Cuenta con 10 años de especialista y ha realizado alrededor de 120 vaginoplastias y aproximadamente 60 mastectomías.
Doctor Mauricio Raigosa / Paula López
¿Cuándo empezó a funcionar la Unidad de Trastornos de Identidad de Género (UTIG) del Clínic?
La unidad del clínic empezó a funcionar en 2006 y fue el centro de manejo de todos los pacientes de Catalunya hasta 2016. Ofrecemos servicios multidisciplinares donde encontramos psiquiatras, psicólogos, endocrinólogos, cirujanos plásticos, ginecólogos, psiquiatras y psicólogos infantil y cuando hay necesidad de otras especialidades se suman desde el Hospital para resolver todos los problemas de los pacientes.
Después comenzó Trànsit como un centro aislado que pretendía dar soporte y ayudar a los pacientes desde la atención primaria. Ahora ha habido un cambio de política desde la Generalitat y Trànsit realiza el manejo inicial de los pacientes y la UTIG funciona como una unidad de tercer nivel que damos soporte con psiquiatría y psicología y es el centro principal para la cirugía.
¿Por qué se especializó en esta rama?
Coincidió con que yo acababa la residencia de medicina y la Generalitat pidió al hospital que se empezara a hacer este tipo de cirugía y me preguntaron si me gustaba. Era un tema que ya me parecía interesante porque es una cirugía técnicamente compleja, difícil y larga, pero muy interesante. Entonces me formé en ello y empecé como especialista en cirugía de confirmación de sexo en 2009.
La OMS ha tipificado la transexualidad como un trastorno mental, ¿cuál es su postura al respecto?
Los pacientes no quieren que se les tipifique y yo creo que hay que respetar su derecho a la “no tipificación”. Por eso en Barnaclínic+ se está reevaluando el diagnóstico porque los pacientes no quieren que se haga una evaluación como si fuera una enfermedad, sino que ellos sienten que necesitan un acompañamiento.
Sí que es importante el rigor de la OMS porque si llega un paciente a la cirugía sin ningún filtro, no se podrán descartar patologías psiquiátricas que se puedan estar confundiendo. Si no hay un buen diagnóstico inicial se pueden empezar procesos reversibles como las hormonas, pero si el paciente llega a la cirugía y te equivocas en el diagnóstico, el error es muy grave porque no se puede revertir.
La transexualidad no es un trastorno, pero sí que puede estar acompañada de enfermedades psiquiátricas como cualquier otra persona. No hay más incidencia de enfermedades psiquiátricas en trans, pero pueden tenerlas y se pueden confundir cosas. Los pacientes esquizofrénicos podrían confundirse perfectamente con un trans y hay que tener cuidado con esto.
¿Cuál es el proceso que tiene que seguir una persona hasta llegar a su consulta?
Deben estar acompañados por psiquiatría o psicología para descartar que no tengan ninguna patología oculta como la esquizofrenia para evitar que el paciente se arrepienta. Idealmente debe pasar como mínimo un año desde el diagnóstico hasta la cirugía porque deben llevar como mínimo un año de tratamiento hormonal y haber hecho el test de vida real también durante este periodo de tiempo, que se basa en vivir abiertamente en el género al que quieren cambiar.
También tienen que ser mayores de 18 años aunque pregunté a la Generalitat si podíamos operar pacientes a partir de los 16 años y no me supieron responder. En estos momentos estoy esperando que sus abogados den una respuesta porque hay un vacío legal. En España sólo se ha operado a una paciente menor de 18 años porque un juez explicitó que se podía operar.
“Muchos pacientes celebran su cumpleaños el día que los operamos porque sienten que ese día vuelven a nacer”
¿Qué papel juega la cirugía en el proceso de cambio de una persona trans?
Mi función es realizar la cirugía y acompañarlos en el postoperatorio enseñándoles cómo se tienen que hacer las curas. A la cirugía los pacientes me llegan completamente filtrados, es decir, vienen pacientes ya caracterizados con toda su vida hecha en el género escogido. Cuando pasan a la cirugía ya los ha visto psiquiatría, psicología y han ido a sesiones con otros pacientes para que se acompañen. También se han remitido a endocrinología y han empezado el tratamiento hormonal siguiendo la terapia con psiquiatría y psicología.
La cirugía de confirmación de sexo suele ser muy satisfactoria porque, además, son pacientes que, desafortunadamente, llevan tanto tiempo esperando este momento que es el mejor regalo que les puede llegar. Son pacientes que necesitan este cambio. A parte de vaginoplastias y mastectomías, yo también trato otras patologías y creo que no hay pacientes a los que les cambies más la vida después de la cirugía que a las personas transexuales. De hecho, muchos pacientes celebran su cumpleaños el día que los operamos porque sienten que ese día vuelven a nacer.
¿Cuáles son los rasgos comunes de los pacientes a los que atiende?
La edad media de los pacientes es muy variable porque hay una lista de espera tan grande que a veces llego a ver pacientes de 65 años, pero la media podría ser de 35 años. La paciente más mayor que he operado tenía 70 años, pero también veo pacientes de 18. Hay una lista de espera tan larga y durante tantos años que hace que cuando lleguen a la fase de cirugía sea gente mucho más mayor que cuando se apuntaron para operarse.
También vienen a operarse personas de otros países. Los pacientes extranjeros que se operan en el Hospital Clínic sería un 20% del total de pacientes. Principalmente vienen de Latinoamérica, pero no porque allí sea ilegal. De hecho, en Argentina era ilegal hasta hace unos tres o cuatro años, pero no hay cirujanos especializados. En este sentido, empieza a haber una necesidad de profesionales formados en este ámbito.
Otro factor que considero especial de este tipo de cirugía es que muchas veces cuando salgo a informar de cómo ha ido la operación y no hay acompañantes, porque ellos no quieren decírselo a nadie o porque nadie les acompaña. No ocurre siempre, pero es algo que no me pasa en ninguna otra patología.
¿En los últimos años ha habido un aumento de pacientes?
Según algunas organizaciones sí ha habido un aumento de personas que han manifestado ser transexuales. Nosotros no lo vivimos directamente porque aquí siguen llegando el mismo número de personas después del filtro. Sí que es cierto que se ha abierto otra unidad a la que van muchas personas, con lo que posiblemente sí que hay un mayor número de personas.
Creo que hay un poco más de libertad ahora y ya no se sienten juzgados como antes. Hay muchas personas que sienten que no están bien, pero no saben qué les pasa. Después de ver en la televisión que existía la transexualidad, se empiezan a plantear y a asistir a psicólogos y se dan cuenta de que realmente son trans. Hay pacientes que no se encontraban cómodos pero no sabían por qué y con la televisión descubren qué les pasa. Además, como no hay tanta estigmatización hacia este colectivo, es más fácil que la gente dé un paso adelante.
Hay una lista de espera común entre Trànsit y la unidad del Clínic (UTIG). ¿Cuánto tiempo hay más o menos de espera?
Depende, eso es difícil de responder porque de momento tenemos en la lista los pacientes que teníamos de la UTIG del Clínic. Aproximadamente hay 80 pacientes esperando para la vaginoplastia y entre 40 y 50 pacientes para realizar la mastectomía, que son aquellas personas que son mujeres que quieren ser hombres. Además hay pacientes de Trànsit que todavía no han empezado a enviar al Hospital Clínic para realizarse la cirugía y según nos dicen tienen aproximadamente unos 350 pacientes de vaginoplastias y 350 pacientes de mastectomías. Una lista brutal.
Cada año la Generalitat nos dice cuántos pacientes vamos a operar. Estos últimos años nos decían que operáramos a 15 pacientes entre vaginoplastias y mastectomías, pero desde hace dos años ha aumentado este número y se están haciendo 30 operaciones en total, pero no es suficiente porque entran más pacientes que los que salen y se amplía la lista de espera. A día de hoy estoy operando pacientes de vaginoplastia que entraron en la UTIG en 2012.
“Hoy en día los genitales masculinos no se están operando en el Clínic porque los resultados no son los esperado”
El Dr. Raigosa en su consulta en el Hospital Clínic / Paula López
Las vaginoplastias y mastectomías son operaciones complejas. ¿Está evolucionando esta cirugía a nivel técnico?
La vaginoplastia es una cirugía que tiene unos resultados muy buenos a nivel técnico. Es una cirugía compleja que puede tener complicaciones graves porque trabajas al lado del colon y podrían haber perforaciones, pero aún así los resultados tanto estéticos como funcionales son muy buenos en la mayoría de los pacientes ya que tienen relaciones con orgasmos, incluso más que una mujer cis. En este sentido, la evolución de esta cirugía es más hacia el perfeccionamiento estético. Hay pequeñas cosas que se pueden mejorar y se ha ido trabajando en ello. Por ejemplo, antes no hacíamos labios menores y el clítoris antes no tenía un capuchón, pero ahora estos dos aspectos se han solucionado y sí que lo hacemos. Son pequeñas modificaciones que hemos ido haciendo que mejoran la calidad estética.
Por otro lado, actualmente los genitales masculinos no se están operando en el Hospital Clínic porque los resultados distan bastante de lo esperado. Es muy complicado hacer un pene funcional y sensible y a día de hoy con las técnicas que hay, los resultados no se corresponden con lo que sería deseable y por eso no lo hacemos.
Un avance considerable de los últimos años es que estamos acortando el tiempo de intervención. Cuando empezamos a hacer operaciones en el Clínic eran unas 5 horas y ahora lo estamos haciendo en una hora y media o dos horas. Esto nos diferencia del tiempo medio en cualquier otro sitio que es de unas cuatro horas o inclusive llegan hasta 8 horas.
¿Qué riesgos conllevan estas operaciones?
La complicación más grave que puede haber es que se perfore el recto. El riesgo es del 1-2%. Además, las pacientes que van a hacerse una vaginoplastia tienen que suspender las hormonas puesto que, si no se hace, aumenta el riesgo de tromboembolismos en las piernas y en los pulmones. Como la cirugía es larga y va a tener un encamamiento también se recomienda suspender el tratamiento hormonal durante las tres semanas posteriores al postoperatorio.
Otro riesgo es que puede haber necrosis, o sea, que se muera un trozo de piel por eso recomendamos a las pacientes que dejen de fumar un mes antes de la operación porque el riesgo es tres veces mayor en pacientes fumadoras. Por último, puede haber infecciones urinarias porque llevan una sonda vesical durante un par de semanas.
¿Cuándo puede la paciente retomar su vida normal?
Más o menos en unas cuatro semanas después de la operación. Las pacientes están ingresadas durante una semana y los primeros dos días en cama. Transcurrido ese tiempo le damos el alta y les hacemos la primera dilatación con un dildo de pyrex y les explicamos cómo hacerlo porque en los seis primeros meses, tendrán que hacer esas dilataciones tres veces al día durante 20 minutos. Después se van espaciando pero van a tener que hacer dilataciones a lo largo de toda su vida para que se mantenga el grosor y la profundidad vaginal. Al cabo de una semana las vuelvo a ver y les retiro la sonda vesical. Las pacientes pueden reiniciar su tratamiento de hormonas a las tres semanas de postoperatorio y no pueden tener relaciones hasta dos meses postoperatorios.
Mirando hacia el futuro, ¿cómo cree que será esta cirugía dentro de 10 años?
Creo que veremos cambios en la cirugía de confirmación de género de mujer a hombre, que es donde ahora hay un gran problema porque evolucionará la manera de realizar una faloplastia. El cambio posiblemente vendrá de la mano de la impresión 3D, el desarrollo de tecnologías con células madre para crear órganos en otros sitios o posiblemente por el trasplante de pene, pero encontrando una forma de evitar el rechazo sin inmunosuprimir al paciente porque causa problemas de infecciones y de cáncer. A largo plazo, si la ciencia avanza tanto como esperamos, se puede llegar a tratar a estos pacientes con inmunomodulación más que con inmunosupresión.
Dr. Raigosa con Paula López / Paula López